La otra cara del ciclismo: lesiones y caídas
Las nuevas técnicas, claves para reducir los tiempos de recuperación
Los ciclistas son vistos por el espectador como deportistas que pasan horas y horas encima de una bicicleta pedaleando sin parar. Pero detrás del maillot de cada corredor suele haber mucho sufrimiento y, en muchas ocasiones, dolor. En el gremio se dice que hay dos tipos de ciclistas, los que se han caído y los que se tienen que caer. Las caídas son la parte más peligrosa del ciclismo, porque en muchas ocasiones no depende del ciclista. Hay factores externos al ciclista como la climatología, el estado de la carretera, los vehículos, los espectadores y posibles averías de la bicicleta. Aunque no solo sufren caídas. Pese a no ser un deporte muy lesivo muscularmente debido al nulo impacto con el suelo, el movimiento tan repetitivo y constante durante muchas horas puede provocar diferentes tipos de lesiones que, en muchas ocasiones, se pueden volver en crónicas.

LESIONES MUSCULARES
Salvo las caídas, que las trataremos más adelante, es un deporte donde no hay impacto. A diferencia de otros deportes como el fútbol o el baloncesto, el ciclismo no requiere de saltos, movimientos bruscos o contactos fuertes con el rival. Aun así, sí que hay lesiones musculares. En muchos casos son difíciles de detectar porque no suelen ser roturas en las que el ciclista nota al momento que se ha lesionado. Las zonas del cuerpo que más sufren el movimiento repetitivo del pedaleo son las rodillas, el cuello, los pies y la espalda.
En primer lugar, en las rodillas, la lesión más común es el síndrome patelofemoral, este es el dolor en la parte delantera de la rodilla, alrededor de la rótula (patela). También es muy común la lesión denominada cindilla. Se trata de una sobrecarga de la cintilla iliotibial, musculo que, en su parte superior, se prolonga en el tensor fascia lata y desciende por la parte lateral del muslo para insertarse en el extremo inferior de la tibia, lo que se denomina pata de ganso. Este tipo de lesión produce pinchazos en la parte externa de la rodilla. No solo tenemos estas lesiones, tal y como dice Just Gómez, fisioterapeuta del equipo ciclista Human Powered Heatlh (UCI Pro Team), también «es común encontrar con algún síndrome de la grasa de Hoffa, que es una infamación del tendón rotuliano». Este tipo de lesiones son las más comunes y se producen debido al sobreuso.

En segundo lugar, debido a una postura incorrecta en el sillín se pueden ocasionar lesiones en el cuello y en la espalda. No sólo es importante tener regulado el sillín en la mejor posición para reducir y evitar molestias, también es fundamental conducir de forma adecuada. Se recomienda estirar estos músculos de forma regular, de este modo, creará flexibilidad y ayudará a que sea más fácil mantener la forma apropiada de la espalda. Otra recomendación es cambiar el agarre del manubrio para alternar la tensión de los músculos utilizados y redistribuyendo la presión a diferentes nervios.
En tercer lugar y para cerrar las lesiones musculares, encontramos también que el pie es una zona donde los ciclistas sufren mucho. Esto es el resultado de la presión constante que se aplica durante el pedaleo. Una de las más comunes es la enfermedad de Sever, se trata de una irritación e inflamación de los cartílagos de crecimiento del talón. Esta lesión, al producirse en los cartílagos, afecta más a los niños y adolescentes, pero también puede afectar a personas adultas.
LESIONES ÓSEAS
Los ciclistas conviven constantemente con las caídas, prácticamente todos los corredores han sufrido alguna, ya sea de mucha o poca gravedad. De tal forma conviven con las caídas que Johan Museeuw, exciclista profesional belga y dos veces campeón del mundo decía: «Estrellarse es parte del ciclismo como el llanto es parte del amor». Es con diferencia la parte más peligrosa de este deporte, porque puedes caerte en todo momento y no depende exclusivamente de ti en la mayoría de casos. Just Gómez, fisioterapeuta del Human Powered Heatlh, relata cómo las caídas han trastocado la temporada de varios ciclistas de su equipo: «Este año ya hemos tenido una rotura de codo, otro tuvo una lesión en la rodilla que lo ha dejado fuera dos meses y medio».
Cuando un ciclista cae, lo primero que hace es estirar el brazo para sujetarse mientras se cae. Es muy probable que su mano impacte en el suelo. Por tanto, la fuerza sube por su brazo hasta el punto más débil, que podría ser su muñeca, codo o clavícula. Si hablamos de la muñeca, la fractura más habitual es el radio distal, el hueso grande del antebrazo. Otro es el escafoides, este hueso se encuentra en la base de la muñeca. Por un lado, si el ciclista cae sobre el codo, el radio y el cúbito son los huesos más propensos a la fractura. Por otro lado, la clavícula conecta el hombro y el esternón, romperse este hueso se suele denominar el rito de «iniciación de los ciclistas», ya que muchos ciclistas han sufrido esta lesión. Algunas de estas fracturas pueden requerir de cirugía en función de su gravedad.

DIFERENCIA ENTRE LOS TIPOS DE CICLISTAS
El ciclismo es un deporte donde hay todo tipo de corredores, desde los más bajitos y delgados hasta corredores de 190 centímetros y fibrados. Los primeros son los que se denominan escaladores, mientras que los segundos son conocidos como sprinters. No sólo hay este tipo de ciclistas, hay corredores más híbridos, pero estos son los más comunes.

Respecto a las lesiones, por un lado, están los sprinters, más propensos a lesionarse debido a que sus fibras no están tan adaptadas a la resistencia. Álex Giménez, fisioterapeuta especializado en recuperación deportiva, así los define: «Suelen apretar más un día para ganar una etapa, y a la siguiente etapa bajan el ritmo para recuperar». Aun así, destaca que las lesiones, pese a ser más frecuentes, son similares a las de los escaladores. Por otro lado, nos encontramos que los escaladores realizan un esfuerzo más largo, pero menos concentrado, es una fuerza menos explosiva. «El escalador trabaja más aeróbico», así lo explica Jon Andueza, fisioterapeuta del equipo profesional español Kern Pharma.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTOS DE LAS LESIONES
Las lesiones no se pueden evitar, pero sí se pueden disminuir las probabilidades de lesionarse. De este modo explica Andueza que tipo de tratamientos preventivos se suelen utilizar en el mundo profesional: «Lo dividiría en dos partes: la forma pasiva, más en camilla, donde se tratan más las contracturas, normalizar tensiones en pelvis o cintura, mirar las articulaciones, relajar la zona más tensa, realizar diversos test para ver dónde está el problema; la otra parte es el trabajo activo, donde se involucra el paciente, ya que sería mandarle ejercicios, como de core o de fortalecimiento de glúteos, excéntricos, etc».

Sin embargo, cuando hay una lesión hay que ponerse manos a la obra para poner a punto al ciclista lo más pronto posible y de la mejor manera. En cuanto a lesiones musculares se utilizan varías técnicas. Las más antigua pero que no dejan de ser fundamentales son los estiramientos y los masajes. Sin embargo, la tecnología no sólo ha cambiado todo lo relacionado con la bicicleta y las carreras, también ha cambiado la recuperación de las lesiones. La aparición de la EPI (electrolisis percutánea intratisular) se ha vuelto un habitual en las clínicas de fisioterapia. Consiste en aplicar una corriente eléctrica de forma percutánea que estimula directamente el tejido afectado, suele ir muy bien para eliminar las contracturas que se hayan podido producir.
Para concluir, vemos como, hoy en día, los profesionales tienen muchos más medios que hacen menos duro el superar lesiones que antes eran mucho más difíciles de curar. Un ejemplo de ello son las lesiones óseas, las cuales sólo se podían sanar con el tiempo. Hoy en día, hay máquinas, como es el caso de la bomba diamagnética, que tal y como explica Vicente Orenga, dueño de Policlínica Fisioesport Betxí, es el mejor tratamiento para curar las lesiones óseas porque «estimula los tejidos desde dentro y acorta con casi total seguridad 1/3 parte del tiempo de recuperación».
Estas nuevas técnicas de recuperación mucho más rápidas han supuesto una revolución en el mundo del ciclismo, puesto que han permitido que un corredor lesionado no deba necesariamente dar por perdida la temporada. Esto se traduce en ciclistas más dispuestos a arriesgar y jugárselo todo para lograr sus metas, lo que hace mucho más emocionante la competición deportiva.